Mientras las largas calles de la Rotramella se llenaban de gente, las personas apresuradas, no paraban para hablar, mirábamos fijamente a una pareja que discutía y no pensaba en la gente que a su alrededor estaba, sin preocupación a la hora de soltar tanta furia por su boca.
viernes, 3 de octubre de 2008
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